miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿Cuándo caduca la información epidemiológica?


Con frecuencia oímos cómo se pone en tela de juicio la validez de alguna información epidemiológica, especialmente la que procede de datos de mortalidad, con el argumento de que no está suficientemente actualizada. Como es una evidencia que esa información, por la complejidad que conlleva y por las limitaciones que la legislación de protección de datos impone, no es posible tenerla “on line” –a diferencia de otra, como la demográfica, económica o la procedente de encuestas relativas a estilos de vida -, es de justicia aclarar algunas cuestiones que ayuden a desterrar de una vez conceptos erróneos que no hacen más que generar dudas sobre la solvencia de los resultados que importantes esfuerzos de investigación en salud hacen surgir a la luz de los datos.

Con frecuencia oímos cómo se pone en tela de juicio la validez de alguna información epidemiológica, especialmente la que procede de datos de mortalidad, con el argumento de que no está suficientemente actualizada. Como es una evidencia que esa información, por la complejidad que conlleva y por las limitaciones que la legislación de protección de datos impone, no es posible tenerla “on line” –a diferencia de otra, como la demográfica, económica o la procedente de encuestas relativas a estilos de vida -, es de justicia aclarar algunas cuestiones que ayuden a desterrar de una vez conceptos erróneos que no hacen más que generar dudas sobre la solvencia de los resultados que importantes esfuerzos de investigación en salud hacen surgir a la luz de los datos.

El INE y los institutos estadísticos de las CCAA ofrecen al investigador datos en crudo de mortalidad sin elaborar, de forma definitiva, con un decalaje mínimo de 3 a 4 años. Si esos datos se solicitan con determinado nivel de desagregación territorial (de municipio de más de 50.000 habitantes para “abajo”) o con determinada elaboración (tasas ajustadas de mortalidad, esperanza de vida) el margen asciende a más de 4 años. Estos inevitables “desfases” son exactamente eso, imposibles de evitar, en nada afectan a la credibilidad que la comunidad científica otorga a los hallazgos y, además, “perjudican” a todos los colectivos de investigadores por igual. Juzguen si no.

El Estudio de Salud de la Ciudad de Madrid es un trabajo de investigación epidemiológica elaborado por el Instituto de Salud Pública de Madrid Salud entre los años 2004 y 2007. Fue publicado y presentado públicamente en 2008. Se apoya metodológicamente en dos fuentes fundamentales de información: la Encuesta de Salud de la Ciudad de Madrid (2004-2005) y un amplio estudio de mortalidad de la ciudad y sus distritos elaborado con los datos de las defunciones ocurridas entre 2002 y 2004.

Uno de los estudios más importantes que se publican sobre carga de enfermedad y discapacidad que afecta a la población mundial es el que lleva por título “GLOBAL HEALTH RISKS. Mortality and burden of disease attributable to selected major risks”. Lo realiza la OMS y la versión actual ha sido publicada hace unas semanas (27 de Octubre de 2009). Se puede consultar a través del link http:///http:///.


En él se analiza y cuantifica la morbilidad que soportan las poblaciones del mundo y el peso que, en su producción, tienen los diferentes factores de riesgo conocidos. Este importante documento se nutre de datos de mortalidad, morbilidad y discapacidad del año 2004.

Pocas semanas antes se había publicado otro excelente trabajo de salud pública mundial, el Atlas de Mortalidad de la Unión Europea (“ Atlas on mortality in the European Union”). Lo ha publicado la agencia europea de estadística (EUROSTAT) y se basa en datos de defunciones del periodo 2002-2004. Este trabajo se puede consultar en la página web:
http://epp.eurostat.ec.europa.eu/cache/ITY_OFFPUB/KS-30-08-357/EN/KS-30-08-357-EN.PDF.

Una de las joyas de la investigación epidemiológica que podemos analizar en lo referente a la situación de la salud en España acaba de publicarse este mismo año. Se trata del “Atlas de Mortalidad en Ciudades de España (1996-2003)”. En él se analiza por primera vez este fenómeno de la salud (la muerte) en “área pequeña”, con la trascendencia que tal aspecto tiene, ha sido realizado por el quipo de investigación MEDEA y lo estudia en el periodo que precisa su propio título. Es decir, los datos más recientes que sopesa son 6 años anteriores a su publicación. Se puede consultar en: http://www.aspb.cat/quefem/docs/libro_atlas_alta_2009_inter.pdf .

Con ser contundentes estas evidencias, el argumento de la validez de todos estos trabajos no está en el imponderable de que no haya alternativas a tal supuesta “desactualización” de la información, sino a otros aspectos más relevantes y de mayor enjundia científica. Yo diría que a tres que resultan tan evidentes y contrastados que toda la colectividad científica los asume de forma unánime:

1.- Los fenómenos que se describen y estudian, la mortalidad y la morbilidad, y sus indicadores son mucho más estables en el tiempo de lo que podríamos imaginar. Esos estudios lo revelan cuando analizan cifras de series históricas retrospectivas. El motivo es evidente: las causas que los producen son también muy lentas en sus dinámicas y, una vez ocurridas, manifiestan su impacto en la salud mucho tiempo después.


2.- Las posiciones relativas de los territorios que se observan en los trabajos (distritos, ciudades, países), unos respecto a otros, son aún mucho más estables en el tiempo que los propios indicadores que se comparan, y el que estuvo entre “los últimos” o “debajo de aquél” con mucha seguridad continuará en la misma situación relativa.

Y el más importante: 3.- la relación que evidencian los trabajos entre factores condicionantes y salud persisten de forma permanente a lo largo del tiempo y se dará en el momento actual tal y como se dio hace 5, 10 ó 50 años. Por ejemplo, no importa mucho que haya disminuido la proporción de personas con nivel educativo bajo en un territorio, ya que donde quiera que encontremos este problema hallaremos la misma traducción en la salud de la gente que la encontrada anteriormente en la zona analizada (baja esperanza de vida, más mortalidad por enfermedades infecciosas, más obesidad, peor salud mental) .

Es preciso liberarnos de prejuicios temporales inútiles en lo que tiene que ver con la mayor parte de los datos epidemiológicos que nos ayudan a entender la realidad de la salud de la población. En ocasiones, la supuesta incertidumbre podría ser más bien reticencia a abordar los cambios que el conocimiento de la información nos exige.

José Manuel Díaz Olalla
Dedicado a los incrédulos, ya que ellos nunca tendrán el reino de este mundo
(Publicado también en la web de Madrid Salud, Diciembre de 2009)

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